viernes, 15 de abril de 2011

En la estantería de mi corazón...


Hubo una temporada en la que me apasionaba apuntarme a cursos, uno tras otro, fuera de lo que fuese, porque me interesaban o por mantenerme ocupada.
El caso, es que muchos de ellos dejaron en mi una huella y un aprendizaje que todavía no he olvidado y puedo aplicar diariamente para mejorar mi vida.

Una de esas lecciones fue la de etiquetar los sentimientos. El problema cuando eres adolescente es que no sabes identificar los sentimientos que rondan por tu cuerpo, no sabes lo que te pasa y por lo tanto no sabes solucionarlo. Por eso, es tan imprescindible que identifiquemos ese sentir para poder encontrar un remedio, un alivio, una salida... y ponerlo cada uno en un botecito imaginario, clasificados y etiquetados, para poder llamarlos por su nombre y no confundirlos.

Y eso es lo que yo hice a partir de ese día, mirar dentro de mi, en lo mas profundo de mis sentimientos y recoger cada uno de ellos para mantener un orden en ese caos de mi interior.
Por supuesto, funcionó, con gran esfuerzo y lucha, pero funcionó...
Y desde entonces, los tengo todos en la estantería de mi mente y mi corazón, organizados por colores.

Ahora, me he visto enfrentada a un problema que no había tenido en cuenta... ¿Qué es lo que pasa cuando tienes un sentimiento que nunca habías sentido?
Y es que, en los 27 años que tengo, creo que nunca había sentido esto tan fuerte... Lo bueno, es que ya lo tengo identificado y con su bote pintado para introducirlo... Porque una vez que te has acostumbrado ha hacerlo es fácil atrapar a uno que viene solo...

En la etiqueta pondré: "Ganas de vivir".

Eso es exactamente lo que siento, y que aunque suene raro, nunca lo había notado palpitar con tanta pasión como ahora.
Esas ganas de hacer cosas, de comerme el mundo, de emprender nuevos proyectos, de realizar todo aquello que hasta ahora no me había atrevido o ni siquiera me había planteado... Todo eso que me da fuerzas y hace que constantemente esté pidiendo al reloj que corra para poder adelantar acontecimientos...

Creo que ese bote no lo cerraré del todo, sino que lo dejaré medio abierto, para que el sentimiento fluya por mi cuerpo y haga palpitar mi corazón con tanta fuerza como ha estado haciendo hasta ahora...